Aunque ya habíamos visto el Mar Caspio, caminando por el boulevard de Bakú, esta vez nuestra idea se acercaba más a dejar atrás el sentido de la vista, y encender el del tacto ¡queríamos meter aunque fuera un pie en este mar!
La excursión al Mar Caspio también incluía una parada en los pozos petrolíferos tan famosos en todo Azerbaiyán, y poder ver más de cerca «a los responsables» de la modernidad de Bakú. También nos dirigimos a un lugar rodeado de magia y esoterismo, una parada obligatoria si visitáis Bakú.
Los alrededores de Bakú
El primer día decidimos dedicarlo a conocer el centro de Bakú, recorriéndolo tanto de día, con el bullicio de la gente, como cuando ya se había ido el Sol, y ese bullicio se torno en tranquilidad junto con el juego de todas las luces que iluminan la ciudad: las famosas Torres Flame, el gran cartel de neón del estadio, la noria… puedes indagar un poco más en «Bakú, que hacer en la capital de Azerbaiyán«
Pero aún nos quedaba otro día explorando, y la verdad, que si nos hacéis decidir entre la abrumadora ciudad de Bakú y sus alrededores, nos quedamos con el segundo. ¿Sabéis por que? por que todo lo que le rodea fueron cosas nuevas para nosotros, que nunca habíamos visto antes. Ya sea por la diferencia de cultura, de clima y de distancia en todos los sentidos con España, pasamos un día visitando lugares totalmente diferentes a lo que habíamos visto antes.
Si no tenéis vehículo propio, o no tenéis entre vuestros planes alquilar uno, para llegar a estos sitios a las afueras de Bakú podréis contratar los servicios de un taxi, en Azerbaiyán son muy baratos y mucha gente puede de esta manera descubrir lugares diferentes de Bakú, te lo explicamos todo en nuestro post sobre «Qué ver en el Parque Nacional del Gobustán»
El templo del fuego
El Templo del fuego, a menos de 20 kilómetros de Bakú, es también conocido como Atashgah. El inicio de este templo se debe a las bolsas de gas, procedente de las reservas de petróleo bajo tierra. Este gas salia a la superficie hace miles de años y era hecho arder por los rayos de las tormentas. Así fue como se generaba esporádicamente el fuego, que fue objeto de veneración por parte de las personas que daban con este fenómeno.
A partir de ahí, esas «llamas mágicas» con forma de fuego espontáneo, creo a su alrededor la primera religión monoteísta de la historia, el zoroastrismo. La cual tiene al fuego por el gran purificador. De hecho, recordaros que Azerbaiyán significa tierra de fuego, debido a esos fuegos que aparecían por arte de magia de la tierra.
Después de aparcar en el parking gratuito que ofrece ese Templo del fuego, entramos a descubrir el museo que ahora explica la historia de este lugar. La entrada al Templo del Fuego tiene un precio de 3€ y existe la posibilidad de hacer la visita guiada. A nosotros por libre nos gusto mucho, pero seguro que con un guía conseguiréis muchos más detalles de este lugar.
Justo al entrar, nos encontramos la pequeña estructura de base cuadrada que protege una de las llamas. En realidad, aunque el museo hoy en día, sea un único templo amurallado, en sus inicios, las personas que veneraban el fuego, encontraban uno de esos escapes de gas encendido y creaban su pequeño templo alrededor de esa llama, individualmente.
Además la llama que hoy podemos ver en el museo, no es una llama real de esas bolsas de gas de las que originaron este templo, si no que es artificial, ya que las bolsas de gas que había debajo de los pies de este museo, se agoto debido a los pozos petrolíferos creados en la misma zona como negocio.
La visita de este museo se realiza entrando y saliendo de las pequeñas habitaciones donde se recogen objetos encontrados en el museo, explicaciones en inglés de la historia del lugar, música y cánticos religiosos al estilo de un mantra. La verdad que todo el museo es muy interesante, y cada habitación muestra la información de una manera diferente, lo que hace de la visita un rato muy divertido.
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Pozos petrolíferos de Bakú
Mientras conducíamos a nuestra próxima parada, el Mar Caspio, dimos con una explotación de petróleo en funcionamiento. En algunos casos las máquinas que consiguen llevar el petróleo a la superficie están valladas y tiene prohibido el acceso, pero en este caso, la valla que le rodeaba estaba abierta por que era el único camino para pasar a un pequeño pueblo que se encontraba justo detrás de la explotación.
Además de lo curioso que es estar tan cerca de una maquinaria así, que saca un producto, que por lo menos nosotros no habíamos visto antes, solamente de manera filtrada y convertida en el alimento que nos permite viajar dando de comer a nuestra furgo; en este caso podíamos estar tan cerca, que pudimos acercar la furgo para hacer una foto junto con estos extractores.
Deciros que si lleváis vuestro coche o tenéis la posibilidad de alquilar uno, ir a las gasolineras a reponer el deposito es una maravilla ¡por que nuestro diésel estaba a 30 céntimos el litro! Qué después del precio que pagamos en los Dolomitas (en Italia) (junto con Noruega países donde hemos repostado más caro) rellenar aquí el deposito era una gozada.
Bañarse en el Mar Caspio
La primera vez que nos encontramos con este mar fue en la ciudad de Bakú, caminando junto a nuestro perro Cuzco por el paseo que conduce de la gran noria, a la parte de la ciudad vieja. Pero no había la opción de poder bajar del paseo para meter los pies en el agua.
Así que decidimos ir hasta el parque natural x donde se encuentran unas playas bañadas por este mar, donde podríamos pasear con los pies sumergidos y tirar unas cuantas piedras a Cuzco para que el se «remojara» también. La suerte hizo, que después de conducir por los caminos áridos de mezcla de piedras, barro solido y arena, cuando quisimos acercarnos a la playa para aparcar cerca…no acercáramos de más y quedásemos encallados en la arena.
Después de comer para coger energías para las 3 horas excavando con una pequeña pala para poder sacar a la furgo de allí, por fin pudimos dar ese paseo por el Mar Caspio. Justo estaba atardeciendo cuando metimos el primer pie en el agua, cuando miramos hacía el fondo del mar, vimos unas estructuras metálicas que no sabíamos muy bien que eran.
Caminamos hasta ellas, ya que el Mar Caspio en ese lugar no llegaba casi ni a cubrirnos a la mitad la pantorrilla, una vez más cerca, pudimos darnos cuenta que era la estructura de un pozo petrolífero en desuso hacia tanto, que ya era un lugar mas, donde las algas y el musgo del mar podían «echar raíces».
Ver el vídeo sobre los alrededores de Bakú
Si queréis ver nuestra experiencia los alrededores de la capital de Azerbaiýan,
Bakú, no os podéis perder nuestro vídeo ¡Subscribíos para enteraros de todas nuestras aventuras!
Después de poder retratar este lugar tan bonito, regresamos a nuestra furgo para volver a dormir en Bakú y seguir nuestro camino hacia un nuevo país, Georgia.